TE
QUIERO, NO TE QUIERO, TE ... |

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AMOR DE NOCHE
—
¿Me dice usted,
doña luna,
si ha pasado ya la noche?
Parece que canta el mirlo
y allá, tras la alberca, se oye
murmurar a las estrellas
su llanto roto de cobre.
—
(Baja la luna descalza
entre las dalias del bosque,
y con sentir de alameda
se oculta plausible y noble)
— Dígame usted, doña luna…
¿ya cantan los ruiseñores?
La bruma nada en el río
y la magnolia en la torre
se ciñe a su gris nostalgia
para evocar horizontes.
—
(Riela la luna en la arena.
Se apagan ya los faroles.
Cerca, muy cerca, en el río
los peces visten colores)
— ¡Doña luna, no se vaya,
que se despiertan las flores!
Canta el gallo en la mañana,
y al rozar los girasoles
la copla de la calandria
traba el sol en sus alcores.
—
(La luna ya se ha ocultado
tras un camino de voces
y en la atalaya del pueblo
acaban de dar las once)
— ¡No se vaya doña luna
que se alejan mis amores!
—
José Luis Muñoz
02-01-02
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MALOS TRATOS
A todas
aquellas mujeres sufren en silencio
Fina de talle y
cintura,
bello rostro, piel morena,
labios de roja amargura,
ojos tristes y una pena.
Pena que roza su cara
entre lirios de harpillera.
Llanto que acecha y declara
su miedo en la tensa espera.
Pena de espina y romero.
Pena de rostro vacío.
Pena que acalla el sendero
impregnándola en hastío.
Jaula de amor que enmaraña
la rosa con el espino.
Cárcel de fuego que engaña
confundiéndola el camino.
Pena velada, dormida.
Pena de cal en la arena.
Pena irascible, temida.
Pena y llanto, pena, ¡pena!
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(Voz
primera)
¡Déjala,
que en los trigales
la amapola niega el trigo!
¡Déjala en los manantiales
con su amor como testigo!
¡Déjala, que el viento acalle
lo que en error se ha querido!
¡Déjala sola en la calle
que son vientos lo temido!
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(Voz
segunda)
¡No
la dejes, alborada,
no escuches el desafío!
¡No la dejes que la espada
llevará la sangre al río!
¡No la dejes, que al estero
lágrimas rojas se vierten!
¡No dejes que en el romero
las navajas se despierten!
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Qué
oculto pasas amor
entre las nubes dormido.
Qué triste lloras, oh flor,
deshojada en el olvido.
Fina de talle y cintura,
fiero rostro, piel morena,
ánimo absurdo, amargura
alma rota y una pena.
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José Luis
Muñoz 12 -12-01 |

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PORQUE TE QUIERO
No me digas, mi cielo, que el pasado
es la hora que se adentra en el olvido,
ni me digas que todo lo querido
es tan sólo un suspiro inmaculado.
Tú, mi amor, que retienes lo temido
sabes bien que vagamos el presente,
y el futuro, aunque incierto, está patente
si el pasado refleja lo vivido.
Eres tú, con tu anhelo, quien disiente;
quien se aleja insegura. ¡Sin razones!
Eres tú, cielo mío, quien supones
en detalle una vida diferente.
Sólo tú, que en tu mundo estás ausente,
sabes bien como duele la existencia;
sólo tú, niña mía, en tu inocencia
te sonrojas al lance de la flor,
y no ves que las alas del amor
son la luz que desnudan tu conciencia.
José Luis Muñoz 05-12-01
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